Hace una semana fue un buen pretexto para separarme mi patética prótesis corporal: la computadora. Estuve pegada por 3 días al horno, haciendo galletas (galletas de amor y amistad). Esos menesteres de mujercita de buenas costumbres me hicieron divagar (situación inevitable cuando esperas 40 min. con la nariz pegada a la ventana del horno)
Mi escuela esta en huelga desde hace casi 20 días. Hace un par de meses renuncie a mi trabajo para poder poner toda mi atención al proyecto final. Ahora me siento completamente en el limbo. A unos meses de terminar (por fin) la carrera, me paran en seco cuando estoy a punto de meter 4a. Pero soy poseedora de tal impaciencia que ya he ido a un par de entrevistas de trabajo, aunque sigo dudando, no quiero dejarlo botado en cuanto reinicien las clases. Ya me cansé de sentir que dejo todo a la mitad, estoy llegando al punto de fastidiarme porque parece que soy incapaz de comprometerme, de estabilizarme, de que mi vida tenga continuidad...
Todo este asunto ha terminado por darme curiosidad, sentir la necesidad de tener una rutina y que todo sea más sencillo. Yo me la vivo angustiada con tonterías porque no alcanzo a forjarme la rutina de todos los días, esa que te permite hacer todo casi casi en piloto automático y baja niveles de estrés.
Mientras hallo aquello que me "atrape" me he refugiado en la cocina como pasatiempo y parece que finalmente esta actividad me esta adiestrando un poco; hoy hice mi obra maestra: panqué de plátano y nuez y yo creo que salió muy bien porque alguien rompió la dieta solo por comer un trozo.